La situación que estamos viviendo puede que haya tirado por los suelos nuestro estado anímico. Estar tanto tiempo encerrados en casa, la incertidumbre laboral y social que se plantea y la elevadísima cifra de muertos son motivos suficientes para impedirnos estar alegres, felices. Sin embargo, para la pedagoga Eva Bach, la mayor alegría es la alegría de vivir, “amar la vida a pesar de todo, con sus momentos dulces y sus momentos amargos.” Y esto es algo que debemos transmitir a nuestros hijos.
Como bien decía el maestro indio Osho, «la verdadera alegría no es un estado que dependa de algo externo, sino que solo depende de nosotros mismos», y esto es precisamente a lo que se refiere Eva Bach.
La alegría que tiene que ver con algo externo (algún logro, alguna persona, una circustancia) la podemos perder. La que tiene que ver con nuestra actitud, valores, esa no tiene por qué perderse.
Pero, entonces…¿tenemos que estar siempre contentos? No, en absoluto. Educar con alegría no es negar emociones como la rabia, la tristeza, el miedo… Esas emociones van a estar ahí. Hay que aceptarlas. Educar con alegría, como dice Eva Bach es «transmitir a nuestros hijos que la vida es bonita y que vale la pena vivirla aún y a pesar de sus dificultades».
Nos da todas las claves en este vídeo de la plataforma Gestionando hijos.